EL DERECHO DE PETICIÓN NO DEBE SER BARATO




Por Francisco España Barraza, Director de Osadía Jurídica Revista Digital

Cuando hablamos del derecho de petición en su mayoría todos pensamos en el derecho fundamental consagrado en nuestra carta política en su artículo 23. Así pues, que partiendo de la afirmación que es un derecho de todo ciudadano invocarlo y una obligación del receptor contestarlo, subestimamos su verdadero valor por la simplicidad de la ecuación.

El hecho de que cualquier pueda hacerlo, no significa que cualquiera sepa estructurarlo. En efecto, si nos ponemos más estrictos, no solo implica una buena estructuración sino, la estrategia que hay detrás, estrategia que se aprendió por 5 años de carrera, especialización, maestría, experiencia y horas de estudios previas a su radicación.
Un derecho de petición bien estructurado puede: Obtener material probatorio importante en la etapa previa al litigio, puede demostrarle a la contraparte que es mejor una conciliación que un pleito, puede incluso resolver el problema del cliente no solo porque deja evidencia un delito “prevaricato”, sino sanciones disciplinarias de ser necesarias.
Es entonces con toda certeza que el derecho de petición es la primera herramienta o arma del abogado, abre puertas a tutelas cuando el jurista experto lo sabe manejar y deja sin excusas a la contraparte antes de defenderse.
El error que cometemos muchos abogados es que, en nuestra mente o panorámica intelectual, cuando un cliente nos presenta un problema a veces pensamos que se puede resolver mediante derecho de petición debido a su sencillez, pero que, con técnica magistral podemos solucionar en 20 días temas complejos o que representan angustia para el ciudadano. Es allí donde perdemos el sentido del valor y cobramos por la gestión pensando en que es una simple petición y no un resultado ganador.
Por favor siempre reflexione que es lo que está en juego y cuánto vale, no cobre por petición, cobre por resultado, la petición no vale nada y la hace cualquiera, las hay en el mercado de 30.000; 50.000; 100.000; etc. Pero los resultados valen mucho más y le ahorran al cliente dolores de cabeza y mucho más dinero, por esto afirmo en el título que el derecho de petición no debe ser barato.
Trabaje por resultado proporcional a lo que está en juego, porque si cobra barato a mí no me engaña, ¡está usando una minuta! y si lleva tiempo leyéndome, sabrá que pienso del abogado que usa minutas: “le faltó universidad”.
Posdata: Sé que mi postura personal sobre las minutas levantará arena, pero es básico, alguien que está especializado en un tema no necesita minutas porque tiene clara la estructura de toda la dinámica jurídica en la cabeza.
Las minutas son para el practicante, no para el abogado experto. Cuando usted va al médico no ve al galeno abriendo un libro buscando la fórmula para su mal y el medico que haga eso apuesto que no tiene muchos meses de graduado.

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